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Viernes, 11 Mayo 2018 15:01

Sigue la vida: Recuerdos de un científico IV

Miguel Vicente
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Los desaparecidos cines Roxy A y Roxy B en la calle Fuencarral en Madrid, hacia 1978. Entre ambos había un pequeño local dedicado a la fotografía al que solía ir para que me retratasen para el DNI, pasaporte, etc. Aquí aparece el Roxy B y a la izquierda una esquina de la tienda de fotografía. Los desaparecidos cines Roxy A y Roxy B en la calle Fuencarral en Madrid, hacia 1978. Entre ambos había un pequeño local dedicado a la fotografía al que solía ir para que me retratasen para el DNI, pasaporte, etc. Aquí aparece el Roxy B y a la izquierda una esquina de la tienda de fotografía.

 

Con los años lejos de ser el anciano respetable y bondadoso que yo me esperaba, me he convertido en un viejo resentido y antipático, pero no me importa porque ya puedo opinar lo que me apetece. Miguel Vicente

 

Recuerdo 4: Avanzando al pasado

Si me das a elegir entre tú y la gloria pa que hable la historia de mi por los siglos, ay amor me quedo contigo”, Los Chunguitos.

Mentiría si dijese que mientras estaba en Salt Lake City o en Edimburgo no se me pasó por la cabeza quedarme por allí para casi siempre. Me hubiera quedado por lo fácil que era investigar y lo difícil que por contra lo era en España. Además, pese a la nieve de las Rocosas o a la fría humedad de Escocia la vida por allí era en algunos aspectos más fácil y tras dos años en cada uno de los sitios ya estaba adaptado. Conducir en la nieve, algo que en Madrid no sabemos hacer, llega a ser sencillo si se colocan neumáticos de invierno y se olvida uno de que existe un pedal llamado freno. Y los inviernos de Escocia con un buen edredón de plumón en la cama son más llevaderos. Pero al final me volví. Las complejas razones para decidir el regreso incluyen circunstancias personales, pero también intervino mi convencimiento de que algo podría contribuir a la investigación en España con las experiencias vividas en mis dos postdoctorados. En América o en Escocia la investigación no me necesitaba, pero como ya tenía una plaza en el CSIC, y aún era ingenuo, inocente y presuntuoso me creí que mi sitio mejor estaba en Madrid. A estas alturas de mi vida no se a quién pretendía yo salvar.

Esa forma de vivir que se me fugó con otro.

Lo que no me esperaba era lo mucho que en cinco años de ausencia había cambiado todo, incluso yo mismo. Como muestra el pulpo, un manjar que en tiempos de Franco se vendía por cuatro perras se había puesto por las nubes y los bares, que en tiempos te dejaban estar hasta las tantas, empezaban a cerrar a una hora fija. Por otra parte mi aclimatación a las costumbres foráneas me jugaba malas pasadas haciéndome parecer idiota cuando a las tres de la tarde me plantaba ante una tienda de fotografía al lado de los cines Roxy con la esperanza de que estuviese abierta.

Por lo que viví, la tan glorificada “transición” produjo comportamientos sorprendentes en los españoles. De repente resultaban ser izquierdistas algunas personas que nadie hubiera pensado, incluso tenían carnet “del partido”, que se decía. Un colega investigador del CSIC de visita a Edimburgo me aseguraba que todos teníamos que ser socialistas, le duró poco porque a mi regreso vi que ya se le había pasado. Otros investigadores, que durante la dictadura parecían progresistas ahora eran conservadores convencidos. Y la gente tenía miedo, y con motivos porque las estructuras de la dictadura estaban intactas y aún quienes se atrevían a publicar opiniones críticas nunca se referían con ellas a España sino a hipotéticos países lejanos, aunque todo el mundo sabía que no existen. ¿De veras nos creemos que ese miedo ya ha desaparecido del todo?

¿Y esto cómo afectaba a la investigación? No muy bien, porque las prioridades de los gobiernos estaban en otro sitio. Terrorismo de ETA, ruido de sables en el ejército, fuga de capitales, reivindicaciones salariales y un largo etcétera estaban en la cola de los temas a resolver. Mantener, y no digamos ya mejorar, la investigación ni era ni es prioritario. En mis años de profesión he sufrido varios periodos de penuria de la investigación que han sido grandes pasos hacia atrás en la ciencia española, este retroceso de finales de los setenta se extendió, con un golpe de estado en el medio, hasta bien entrados los ochenta, con gobiernos de UCD y el inicio del gobierno socialista. En lo de ignorar la investigación ha habido en España grandes expertos sin distinción del partido que ocupa el gobierno.

En el CIB coincidió la penuria de medios con el traslado de los grupos de David Vázquez, Antonio Bellido, Eladio Viñuela y Margarita Salas al Centro de Biología Molecular en el campus de Cantoblanco. No sólo se quedó el centro sin instrumental básico en buenas condiciones sino que se marcharon cuatro de los investigadores más dinámicos. Para mi suerte mi supervisor de tesis se convenció a mi regreso que era importante tener un buen microscopio, y compró un fotomicroscopio III de Zeiss, algo así como el Rolls Royce de los microscopios de esos tiempos. Fue casi lo último, porque al poco tiempo se unió a la directiva del CSIC y aquello se acabó. Hubo un momento en el que teníamos que purificar un fago lambda mediante un gradiente de densidad y no había en todo el CIB una ultracentrífuga funcionando. Así que con Encarnita Martínez Salas, ahora profesora de investigación y en aquél momento doctoranda, nos llevamos el lisado concentrado bien protegido en hielo hasta el laboratorio de David Vázquez en el CBM. Y esto ya fue un avance, porque en alguna ocasión obtuvimos algún material que no podíamos analizar y decidí enviarlo al laboratorio de Edimburgo por si les interesaba, que fue que no. También me fui un verano a Edimburgo para utilizar un analizador de canales un instrumento que sirve para clasificar el tamaño de las bacterias con el que yo soñaba a diario. ¿Y conseguir comprar un pequeño frigorífico para mi pequeño grupo? Cuando nos llegó me decían que se me veía más contento que cuando nació mi hija. Es lógico respondí, porque a mi hija solo la tuve que esperar nueve meses. No se si mi hija me ha perdonado.

Entre todos la mataron y ella sola se murió.

La investigación española tiene muchos problemas, pero uno muy importante es que nadie va a decir que no es necesario impulsarla, todo lo contrario. Suele pasar que los temas en los que todos los políticos coinciden que hay que resolver son precisamente los que no se resuelven nunca. En los inicios del gobierno socialista se consiguió al menos establecer una cierta cultura de la evaluación con criterios de calidad científica. Paradójicamente para ser un gobierno de la izquierda, en el CSIC se hizo más difícil la participación de los trabajadores en la gestión de los centros. La dirección, que al principio de la transición precisaba del acuerdo de los representantes de investigadores y técnicos para la mayoría de las decisiones adquirió una capacidad ejecutiva total e independiente del resto del personal. De ellos solo los investigadores retienen hoy un casi simbólico control y pueden cambiarla cada cuatro años en una elección que además tiene que ser finalmente aprobada por el presidente del organismo. Pero al dedicarse más fondos y evaluarse con cierto criterio de calidad, la investigación con lentitud iba mejorando.

Tras unos años de avance llegó otro momento nefasto para la investigación. Fue 1992, un año, en el que en España se gastaron cantidades muy por encima de nuestras posibilidades para celebrar fiestas y fastos. La 25 Olimpiada, el Quinto Centenario, la Expo, la Capitalidad Cultural, todo se concentró al mismo tiempo. Tanto se debió gastar que hasta se exigió a los organismos oficiales, incluido el CSIC, la devolución en el último cuatrimestre de parte de los presupuestos asignados para su funcionamiento normal. Y nadie se rebeló. Los investigadores nos creemos muy listos,  pero aquí los políticos saben que se nos compra fácilmente, basta con decirles a unos pocos que habrá algo especial, que como son excelentes a ellos no les afectará. Funciona.

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La llegada de Colón a Las Indias. Interpretación del momento histórico en el que Colón, acompañado por personajes del dibujante Ibáñez, pone pie en las islas del Caribe. Dibujo distópico a cuya mayor gloria contribuyen el Comandante en Jefe y un presidente americano, en efigie.

 

Tras algunos años de otra lenta recuperación llegó la crisis que aún vivimos. Mira que en mi inocencia cuando a Zapatero en su segunda campaña electoral se le apareció el Espíritu Santo en el CSIC y hablando por su boca dijo que iba a impulsar la investigación yo me lo creí. Porque no en balde y gracias a las conexiones divinas de sus fundadores franquistas, del CSIC ha dependido por mucho tiempo la iglesia de ese santo espíritu situada en el campus central de la calle Serrano. La profecía se cumplió bastante poco, hasta que el mismo gobierno socialista al llegar eso que nos ocurrió, que obviamente no debía ser una crisis sino una desaceleración, inició los recortes. Perdón ¿recortes? no hombre no, ya he aprendido, gracias al maestro Mariano Rajoy, que recortes no hay, son ajustes.

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El genial y llorado Forges dedicó varias viñetas al CSIC. Esta, publicada el 3 de febrero de 2010, al principio de los recortes, retoca como debe ser el nombre del organismo.

 

Llámenlo ellos como les guste, en diez años se han reducido los presupuestos destinados a investigación en un 35%. Pero eso sí, todos los días recibimos una colección de extractos de la prensa diaria en la que personas responsables de la gestión científica actual nos aseguran que la investigación no solo es vital para el país sino que es una de las grandes prioridades del gobierno. A mí me dan mucha pena, porque su frustración debe ser grande, casi tan grande como la de los investigadores españoles. Y yo de la oposición me fío también poco. En una ocasión vino al CIB el señor Sartorius a exponer el programa científico de su partido, el comunista. Tras escucharle no pude menos que decirle que lo que nos acababa de contar era muy bonito, pero exactamente igual a lo que el representante del partido socialista nos había contado poco antes y que los gobernantes del PSOE ya habían incumplido. Todo parece un viaje al pasado.

Lluc

En Lluc, Mallorca, FEMS Symposium, “Bacterial Growth and Lysis: Metabolism and Structure of the Bacterial Sacculus”. El 9 de abril de 1992, año del quinto centenario. Desde la izquierda Miguel Ángel de Pedro (organizador, CBMSO-CSIC), Gerald Shockman (Temple University), Miguel Vicente (CNB-CSIC) y Uli Schwarz (Max Planck Institute, Tübingen).

 

 

ALGUNAS ANOTACIONES Y PRECISIONES

Reforma o ruptura. https://es.wikipedia.org/wiki/Reforma_o_ruptura 

La "ruptura", la aspiración histórica de la oposición a lo largo de numerosos años de resistencia antifranquista, quedaba descartada. El PSOE así lo entendió. En el congreso que celebró en diciembre en Madrid aceptó de hecho, pese a ciertas declaraciones puramente cosméticas, participar en el juego electoral. A los comunistas no les quedó más alternativa que forzar los acontecimientos. Santiago Carrillo se presentó en Madrid el 10 de diciembre, pese a que el Partido Comunista seguía siendo un partido ilegal (Carrillo sería detenido el día 23). El Gobierno, que aún retrasaría la legalización del partido hasta la primavera de 1977, se vio obligado a reconocer de hecho la existencia del PCE; el PCE, el partido creador de la tesis de la  de la "ruptura", aceptó, también de hecho, la reforma política. Juan Pablo Fusi.

Movimiento olímpico

http://elsjoglars.es/produccion.php?idPag=olympic

https://es.wikipedia.org/wiki/Crisis_económica_de_1993_en_España

Chunguitos

https://www.youtube.com/watch?v=Zh6JNfrwTMs

https://es.wikipedia.org/wiki/Los_Chunguitos

Quinto centenario http://mortadelo-filemon.com/ficha_content?q=YWlkPTc2MA%3D%3D

Nicolás Sartorius: cofundador del sindicato de trabajadores Comisiones Obreras (CCOO) y miembro del Partido Comunista de España (PCE). https://es.wikipedia.org/wiki/Nicolás_Sartorius

Encarnación Martínez-Salas: http://www.cbm.uam.es/joomla-rl/index.php/es/investigacion/departamentos-cientificos/dinamica-y-funcion-del-genoma?id=335

Entre todos la mataron y ella sola se murió: En ocasiones se achaca a una sola persona o a una única causa el daño producido por muchas, un daño que ya no se puede remediar. Se emplea cuando nadie desea asumir la parte que le corresponde de responsabilidad de algún suceso infausto, en cuyo resultado han contribuido varios factores.

https://cvc.cervantes.es/lengua/refranero/ficha.aspx?Par=58750&Lng=0

 

Próximas entregas (por si aún no estáis aburridos)

Recuerdo 5: Instrucciones para perder el tren

Recuerdo 6: Mi gran aventura en el desierto.