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Miércoles, 05 Septiembre 2018 14:42

Sigue la vida: Recuerdos de un científico VI

Miguel Vicente
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Desierto del Negev Desierto del Negev Fuente https://mapcarta.com/Sde_Boker/Gallery/15473646077

Con los años lejos de ser el anciano respetable y bondadoso que yo me esperaba, me he convertido en un viejo resentido y antipático, pero no me importa porque ya puedo opinar lo que me apetece. Miguel Vicente

 

Recuerdo 6: Mi gran aventura en el desierto

“Agua no nos queda, pero si quiere le puedo dar un polvorón.” Respuesta del camarero del chiringuito al viajero perdido en el desierto que le pide agua. Chiste popular.

Veo delante de mí el Negev, apenas son las nueve de la mañana y mi aventura acaba de empezar. Yo no lo sé, pero acabo de perderme en el desierto. El Negev va del sur al norte de Israel, es el extremo más septentrional de la gran falla del Rift que atraviesa África y cruza el mar Rojo separando la placa africana de la arábica. Sentado en una silla y con la maleta a mi lado estoy justo donde el campus de Sede-Boqer se abre a la carretera que a través del desierto comunica con Beer-Sheba, la ciudad en donde está el campus principal de la Universidad Ben-Gurion. A esa hora todavía no hace mucho calor. Me sorprende que, pasada ya la hora a la que habíamos quedado mi amiga Varda Zur no haya pasado a recogerme. Espera a la salida del campus, me había dicho.

 

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Desierto del Negev. Ein-Avdat desde Sede-Boqer. Fuente https://mapcarta.com/Sde_Boker/Gallery/15473646077.

 

Jerusalén

En septiembre de 1984 era mi primer viaje a Israel, participaba en el EMBO workshop “Regulación del ciclo celular en procariotas” y ya había pasado por otros interesantes sucesos, siendo el más memorable ser expulsado entre improperios por un joven dependiente de una tienda de recuerdos. Me había llevado Varda a ver Jerusalén, una ciudad que me imaginaba yo de otra forma. Nunca hubiese pensado que una odisea tan bíblica como la del camino al Calvario se hubiera desarrollado en un decorado tan pequeño que no acabas de ver una estación del Vía Crucis para tropezarte ya con la siguiente. Me pareció asombroso que, comparado con el Vaticano, la iglesia del Santo Sepulcro, en principio el lugar más venerado por los cristianos fuese un sitio tan ruinoso, pobre y hablando en plata tan cochambroso. A la magnificencia que yo le suponía a tan sacro lugar no contribuía para nada la desidia con la que hacía sus plegarias alguno de los clérigos encargado de rezar cada cuarto de hora. Y para desmitificarlo por completo uno de ellos, visiblemente hastiado, arrastraba con desgana sus pies enfundados en unas pantuflas viejas y desgastadas como si hubiese abandonado un momento antes el asiento junto a su mesa camilla en la que se adivinaba podía estar confortablemente leyendo el ABC y tomando un chocolate con churros.

No estaba entonces la situación política en Israel a niveles tan graves como ha alcanzado luego, pero justo en esos días Kahane, un rabino radical ya había comenzado a agitar el conflicto con su discurso poco conciliador. Quería comprar alguna turistada de recuerdo para mis tíos y Varda me advirtió de que, para que no me timasen por ser turista, no hablase yo en la tienda y que ella me haría la compra hablando en hebreo. La cosa no solo no funcionó, sino que el chaval, que judío no era, se agarró un mosqueo impresionante y nos echó sin que mi intento de apaciguarle apelando a la histórica convivencia medieval de las culturas en la Península Ibérica tuviese el más mínimo efecto. Mira que uno es ingenuo.

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A la puerta de la Basílica del Santo Sepulcro. Septiembre de 1984. Foto tomada por Varda Zur.

 

El ciclo celular de bacterias, congresos de EMBO

En ese congreso conocí a Larry Rothfield, quien por entonces estaba enfrascado en determinar la posición de unas discontinuidades que aparecían a lo largo de la bacteria Escherichia coli en condiciones de lisis parcial, las llamaba bahías de plasmólisis. Sabíamos poco en ese tiempo sobre el ensamblaje del divisoma y su posición las hacía atractivas por colocarse en lo que se podía predecir que eran los sitios potenciales de división de la célula. Por nuestra parte Antonio Tormo y yo acabábamos de publicar unos resultados con los que podíamos definir las posiciones ocupadas por los sitios potenciales de división durante la recuperación de los filamentos de algunos mutantes a los que previamente habíamos bloqueado la división. Las posiciones de las bahías descritas por Larry coincidían bien con las que nuestros resultados marcaban para los futuros septos.

 

De la diáspora a la fundación de Israel

En los congresos sobre el ciclo celular de bacterias, que EMBO ha patrocinado casi cada cuatro años desde 1980, manda la tradición que a mitad de los días de trabajo se haga alguna corta excursión y que ya al terminar el congreso se organice un pequeño viaje que se paga cada uno para ver algún lugar interesante. En este caso la breve escapada en el ecuador del congreso sirvió para visitar el kibbutz donde residió David Ben-Gurion, el primer ministro fundador del estado de Israel y bajar al fondo del cañón que atraviesa esa parte del Negev. Recuerdo que me senté en una roca y sin que yo me lo mereciera una amable gacela vino a visitarme. El viaje programado para el final incluía una visita a Jerusalén precedida por una parada en Masada, la fortificación que domina el Mar Muerto y en la que hacia el año 73 de nuestra era los hebreos rebeldes habían acabado su resistencia tras ser masacrados por el ejército de Roma. El asedio de Masada fue uno de los últimos episodios que precedieron a la diáspora.

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 El autor refrescándose en Masada. Al cabo de muchos años, en 2005, visité Masada con motivo de otro congreso (Molecular Basis of Bacterial Pathogenesis) que Eliora Ron organizó en el kibbutz de Ein-Gedi, a la orilla del mar Muerto un poco más al norte de las ruinas de la fortaleza (https://es.wikipedia.org/wiki/Ein_Guedi). Foto Shlomo Rottem.

Como ya habíamos estado en Jerusalén Varda me dijo que a la mañana siguiente de acabar el congreso me recogería en Sede-Boqer para llevarme a ver Masada y el Mar Muerto, que la esperase a la salida del campus, a las nueve. Al cabo de veinte minutos y aunque él no lo recuerda, Arieh Zaritsky, organizador junto a Eliora Ron del workshop, sale en su todo terreno en el que lleva entre otras cosas las cajas de cerveza Maccabbe que, sorprendentemente, sobraron. Digamos que me rescató, porque Varda no apareció, se había marchado siguiendo un autobús de otra reunión creyendo que yo viajaba en él y que sin darme cuenta no me había bajado en la salida. La operación de salvamento no concluyó hasta la tarde cuando Varda llamó a casa de Sarah Sivan, su becaria, que me había dado en Beer-Sheba albergue, comida y bebida para reconfortarme después de haber estado perdido en el desierto. Una gran aventura, porque estando perdido en el desierto veinte minutos duran mucho.

 

ENLACES

- Ben-Gurion University; http://in.bgu.ac.il/en/Pages/default.aspx

- Cerveza Maccabbe; https://www.ynetnews.com/articles/1,7340,L-3442896,00.html

- David Ben-Gurion; https://es.wikipedia.org/wiki/David_Ben-Gurión

- Lawrence Rothfield; https://www.duncaster.org/duncaster-news/dr-lawrence-rothfield-joins-duncaster-board

- Masada; https://es.wikipedia.org/wiki/Masada

- Rabino Kahane; https://www.jewishvirtuallibrary.org/rabbi-meir-kahane

 

REFERENCIA

A. Tormo and M. Vicente. 1984. The ftsA gene product participates in formation of Escherichia coli septum structure. J. Bacteriol. 157: 779-784.

 

Próxima entrega

Recuerdo 7: Mi heroína soviética.